
03 Abr EL DESASTRE DEL NUEVO MESTALLA
PUBLICADO EN LAS PROVINCIAS (2 DE ABRIL DE 2021)
El club se muestra incapaz de cumplir los plazos y se resiste a dar garantías de ejecución, mientras que la Generalitat y el Ayuntamiento, indignados por los 12 años de paralización de las obras, lanzan órdagos que, de momento, no han tenido ningún efecto. Pero hay más afectados en este peliagudo asunto. Y es que la ciudadanía permanece en vilo a la espera de movimientos. Los vecinos de Benicalap y de la zona de Blasco Ibáñez, así como los hosteleros de la capital del Turia, expresan su preocupación por un bloqueo interminable.
Hace escasas semanas, el presidente de la Asociación de Vecinos de Benicalap-Entrecaminos, Juan Antonio Caballero, mantuvo una conversación con la vicealcaldesa del Valencia, Sandra Gómez. El diálogo no resultó esperanzador. Mientras la operación urbanística esté atascada, el barrio seguirá sin contar con el polideportivo prometido.
«En su momento, ya veíamos que la ubicación del campo era un problema por razones de movilidad y tráfico. También de pérdida de un solar que estaba pensado para instalaciones deportivas generales. Pero esa batalla se perdió y se puso en marcha el campo de fútbol. La construcción del campo tenía una compensación que consistía en la construcción de un polideportivo de 14.000 metros cuadrados en una de las esquinas de la parcela. La paralización y el fracaso de toda esta operación urbanística conlleva que esa parcela no se pueda utilizar tampoco para beneficio del barrio y la ciudad en general. Con lo cual, la operación se puede considerar un absoluto desastre», lamenta Caballero, visiblemente desesperado.
«Estamos en una especie de callejón sin salida. Aunque se suspenda la ATE, el suelo es del Valencia. Está más claro que el agua que hasta que no se vendan los terrenos del viejo Mestalla, no se va a mover ningún ladrillo. Estoy convencido de eso. La preocupación que hay es que esto siga eternamente así. Yo creo que no hay vuelta atrás. Tendrán que acabar el estadio, porque no puede ser que se mantengan en este limbo permanentemente», añade.
Caballero recuerda el debate que existió en el vecindario cuando nació el proyecto: «Había una parte del barrio que consideraba que eso era una cosa muy positiva. Nosotros, como asociación, no. Veíamos que eso iba a ser un problema y llegamos a proponer ubicaciones alternativas, pero no nos hacían caso. El estadio se construye sin que haya un plan de transporte que facilite la llegada. Nosotros, que nos opusimos, nos vimos compensados en cierta manera con la aparición de ese polideportivo. Si tampoco se hace eso, el barrio ha perdido una oportunidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Nos sentimos maltratados».